j

Se evalúa si las camas son tan suaves que uno podría hundirse en ellas y desaparecer durante horas. 

Se juzga si la comida es tan buena que provoca lágrimas de felicidad o, en su defecto, sudores por la salsa picante. 

Se premia lo extraño y único, como decoraciones que parecen sacadas de la casa de la abuela o ese rincón que parece salido de un museo de curiosidades. 

Se mide cuánto puede sonreír un mesero antes de que se note que está aguantando las ganas de decirte que dejes de pedir cosas raras. Bonus si te llaman “jefe” o “jefa” con un tono afectuoso.

las estrellas gonzolín ☆★★★★
las estrellas gonzolín ☆★★★★

Escuchamos pasos en la noche y la puerta se abrió sola. Además, la televisión se encendía y apagaba sola. ¡Fue aterrador!

Juan D

El desayuno buffet tenia huevos revueltos de colores, pan con sabor a pescado y un jugo de naranja que parecía agua de fregar los pisos. ¡Nunca había probado nada igual!

Martha P.

El recepcionista nos recibió con un disfraz de payaso y nos hizo malabares con las llaves. Luego, la camarera entró a la habitación cantando ópera. ¡Fue una experiencia surrealista!

Raul T.

Una Gran Idea

En 2024, en la Ciudad de México, Gonzok, un fanático de las siestas y la buena comida, tuvo una brillante idea: calificar hoteles y fondas de la ciudad. Aunque su experiencia se limitaba a dormirse en hamacas y disfrutar de tacos nocturnos, decidió crear el premio Gonzolín, un galardón que celebraría no solo la comodidad, sino también esos pequeños detalles que hacen de un lugar algo especial.

El Ascenso del Gonzolín

Armado con su libreta de notas (en realidad un menú viejo de tacos), Gonzok recorrió la ciudad, calificando todo desde la suavidad de las sábanas hasta la amabilidad de los perros que encontraba en el camino. Con el tiempo, el Gonzolín se convirtió en un distintivo codiciado, entregado a aquellos lugares que lograban impresionar a Gonzok y su paladar.

Hoy, recibir un Gonzolín es señal de que tu lugar es especial… o que a Gonzok le gustó tu salsa verde.

scroll-to-top